Volver a Artículos | Siguiente
 

Andropausia
Art.: 61 Fecha: 04-03-2016

 

Síndrome de Irritabilidad Masculina

La Andropausia, denominada Síndrome de Irritabilidad Masculina, es parte del proceso normal de envejecimiento en el hombre.

Ello es derivado de una declinación normal tanto en los niveles superiores de la cadena endocrinológica (hipotálamo e hipófisis) como en los niveles inferiores (los testículos) por una sensible baja en la producción de hormonas masculinas: la testosterona, dihidrotestosterona Alfa y Beta, dioles, derivados; que constituyen las hormonas activas de nuestra masculinidad y lo que es muy importante en la función sexual.

Los cambios en la masculinidad física se manifiestan por disminución de la masa ósea y muscular, pérdida de peso, falta de energía, menor fuerza y resistencia física, disminución de la capacidad para practicar deportes, deterioro importante en el desempeño de la actividad laboral; en el campo psico-emocional se presentan sensaciones de que la vida no nos depara nuevas emociones; donde surge la necesidad y hasta desesperación del hombre por reencontrar la pérdida de sensaciones y la alegría de vivir; a veces dificultades de concentración y problemas de memoria, insomnio, depresión, agotamiento, aumento de la grasa abdominal, disminución de la masa y fuerza muscular, como hemos citado anteriormente la pérdida ósea puede llevar a osteoporosis con fracturas óseas, artrosis, etc.

En el campo sexual hay disminución del deseo, ya que la testosterona es la hormona que lo estimula, por lo tanto las erecciones disminuyen en intensidad y frecuencia, el periodo refractario, que es el tiempo que media entre una erección y otra, se alarga; existe menor urgencia eyaculatoria y a veces imposibilidad para eyacular, se observa también disminución ostensible de la cantidad de semen eyaculado; y todo esto alarma al hombre, puesto que todas las características citadas y en significativo deterioro son aspectos resaltantes de su masculinidad, que le ha dado alegría y vida en sus años mozos, ahora perdida.

Todo esto caracteriza al Síndrome de Andropausia o Climaterio Masculino y que por sus síntomas actualmente recibe la denominación de "Síndrome de Irritabilidad Masculina" debido a que el hombre en esta etapa tiene menos paciencia y está más irritable.

Muchos investigadores afirman que la disminución de la hormona se inicia en el hombre en una edad comprendida entre los 35-45 años, acentuándose a los 45 y 60 años, y lógicamente va en aumento a medida que avanza la edad.

En el campo sexual lo cambios producidos en la erección pueden inducir o llevar a disfunciones eréctiles, anorgasmias e incompetencia o imposibilidad eyaculatoria.

A todo ello debemos manifestar que a pesar de las modificaciones fisiológicas normales producidas en lo hombres de la tercera y cuarta edad, los mismos siguen manifestando necesidades sexuales. Estos aspectos ya no surgen desde el punto de vista físico, por las turgencias o erecciones peneanas características de la juventud; allí el instinto sexual es fuerte por la presión hormonal, sino que estas necesidades sexuales en la tercera y cuarta edad se presentan como consecuencia del aprendizaje y las modificaciones que la sexualidad adecuada ha producido a nivel cerebral. El acto sexual positivo, adecuado, lleva a que nuestro sistema nervioso central produzca sustancias euforizantes, que nos hacen sentir bien, son los neurotransmisores y las endorfinas Alfa y beta. El cerebro y el organismo de los hombres se han acostumbrado a esa euforia, quedando como una necesidad que se hace actual a cualquier edad.

El mantenimiento de la "necesidad" sexual no se agota, no se extingue con la función, por el contrario, establece la posibilidad de proseguir en la tercera y cuarta edad. La función erótica sexual se mantiene incólume en los ancianos. Este hecho hace que el cerebro, el cuerpo y el "espíritu sexual" del anciano, se mantenga; y por lo mismo surge la necesidad psicológica y hasta conductual de las personas mayores en la búsqueda de la juventud perdida.

Actualmente los descubrimientos de la ciencia están en consonancia con los deseos de las personas de la tercera y cuarta edad. Los vasodilatadores peneanos representan un paso importante para el tratamiento de las disfunciones eréctiles; solo que conspiran en contra de su uso el estado de salud general de la persona, y el hecho de que deben suministrarse previa investigación y bajo estrictas medidas de control; ya que ello evitaría riesgos innecesarios y hasta desagradables que pone en peligro la vida misma de los hombres en avanzadas edades.

Otro avance científico es la Terapia de Reemplazo Hormonal con Testosterona, se presenta en forma de inyecciones, pastillas, parches y gel.

El uso de esta terapia se vuelve difícil y hasta contraindicado por la posibilidad de que la testosterona pueda producir cáncer de próstata, e intensificar los adenomas benignos prostáticos. En todo caso si la persona acepta el riesgo, debería acompañar con controles cerrados frecuentes a través del PAS (antígeno prostático específico) y estudios de control prostático.


Prof. Dr. Oscar Sapena Pastor
Todos los derechos quedan reservados al autor.

 
  Copyright © 2016. Todos los derechos reservados.