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El Deseo Sexual en la Pareja Actual
Art.: 66 Fecha: 23-03-2016


Sobre el tema opina el Dr. Oscar Sapena Pastor, Sexólogo Clínico.

 

Considero que uno de los problemas que más incide negativamente en la calidad de vida de las personas es el referente a la sexualidad.

Leon Tolstoi afirmaba que el hombre sobrevive a los terremotos, a los horrores de las enfermedades; pero que la tragedia más torturante de todos los tiempos, es y será la tragedia de la cama.

El deseo sexual es una tendencia; las ganas de tener relaciones sexuales.
Es una etapa previa a la relación sexual o coital. Ocurre antes de una interacción sexual; es independiente de que exista erección en el hombre o excitación sexual en la mujer.
Es más, puede existir deseo sin erección en el hombre, y sin excitación sexual en la mujer; pero normalmente esta tendencia o deseo sexual lleva a las personas a tener una relación íntima.

El deseo sexual puede ser normal; estar disminuido; inhibido o ausente; pero también puede ser hiperactivo, es decir, estar aumentado en forma compulsiva (Adicción al Sexo).

Todos los trastornos que estamos citando fuera de la normalidad reciben en Sexología Clínica la denominación de "Disfunción del Deseo Sexual"

Enmarca con fuerza la sexualidad de finales del siglo pasado y se proyecta con ímpetu; con más vigor en el nuevo milenio; ello es debido a que una de las causas fundamentales de este trastorno es el estrés o la presión cada vez mayor de este problema sobre el hombre actual.
No respeta edades, ni el estado civil de las parejas.

La proyección de la mujer en todos los campos; la independencia laboral y sexual; así como las oscilaciones de sus hormonas en el ciclo menstrual la hacen muy vulnerable; y esto determina que el problema afecte por igual a ambos sexos.

Muchas personas la individualizan como falta de ganas para todo lo que se refiere a las actividades sexuales. La persona sufre y por ende su pareja también.

Se debe diferenciar en la mujer con la anorgasmia o falta de orgasmo. Por su rol pasivo una mujer puede tener relaciones sexuales sin tener deseo; pero el hombre no, puesto que el deseo sexual disminuido o ausente afecta la erección.

La mujer puede tener el deseo sexual ausente o disminuido como consecuencia de una situación disfuncional con su pareja, ya que los fracasos repetitivos de relaciones sexuales frustrantes o poco satisfactorias con el hombre; con fallas en su erección o eyaculación precoz; hacen disminuir su deseo sexual.

En otras mujeres las situaciones de fracaso sexual, por la tendencia muy fuerte del instinto sexual, llevan a la mujer a buscar soluciones fuera de su pareja, es decir, la infidelidad.

El deseo sexual depende de sustancias químicas cerebrales y de hormonas; de estas "La Hormona del Deseo" tanto en hombres como en mujeres es la "testosterona" producida en los mismos en la glándula suprarrenal; y además en los testículos de los hombres.

Las hormonas del estrés compiten con la testosterona e inhiben el deseo sexual.

El hombre con estímulos; o con vasodilatadores peneanos, puede tener erecciones sin deseo sexual.

La mujer puede tener relaciones sexuales, y con suficiente estímulo un orgasmo, sin tener ganas; pero lo que generalmente ocurre es que al no tener ganas inhibe o evita las relaciones sexuales.

Tanto en hombres como en mujeres los límites son imprecisos. La evitación de las relaciones sexuales es el resultado final.

En ambos sexos, la culpa; la pena; la frustración; el fracaso y la depresión inhiben el deseo sexual.

Las relaciones sexuales inadecuadas por problemas en la erección; la eyaculación precoz; o la imposibilidad de eyacular llevan a la inhibición del deseo sexual en el hombre; lo cual se proyecta a su pareja femenina.

En la mujer los problemas sexuales de su pareja y los propios inhiben el deseo sexual; así como la monotonía y la indiferencia en ambos sexos.

La autoestima desempeña un papel muy importante; la depresión, la diabetes; la medicación por muchos problemas orgánicos, el cigarrillo y el alcohol inhiben el deseo.

Los investigadores sexuales afirman que cuando la relación sexual baja a una relación cada 10 días, es deseo sexual hipoactivo; por el contrario, toda actividad positiva o gratificante como una buena relación sexual estimulan el deseo.

Nuestra experiencia en sexología clínica establece que las consultas por deseo sexual inhibido en gran parte de los casos no son solicitadas por la persona que tiene el problema, sino por sus parejas que se encuentran sexualmente insatisfechas. La inquietud surge también en ambas personas cuando reconocen que estas discordancias en el deseo, la frecuencia o la modalidad en las relaciones sexuales les han provocado distanciamiento afectivo, peleas o incluso la separación o el divorcio.

Investigaciones internacionales establecen que el diagnóstico de este problema debe ser realizado por un especialista, quien tendrá en cuenta los factores que influyen sobre el deseo sexual, anteriormente citados, así como la edad, el estado de salud general de la persona, el medio cultural en el que vive o que se ha criado, y el contexto en que se desarrolla la vida del paciente; y por sobre todas las cosas la interacción con su pareja.




Prof. Dr. Oscar Sapena Pastor
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