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Conociendo la Sexualidad Humana ¿Debemos Conocerla o No?
Art.: 06 Fecha: 06/04/97

 

Es la primera disquisición que se presenta:

¿Qué es más importante, conocer nuestra sexualidad o mantenerla en la obscuridad? ¿Es importante que la mujer conozca su sexualidad y la del hombre, y que el hombre conozca la sexualidad de la mujer? ¿Podemos hombres y mujeres, ser mejores amantes?

Algunos pensamientos al respecto:

La Organización Mundial de la Salud, afirma que la ignorancia y no el conocimiento de nuestra sexualidad es la causa más importante de los problemas sexuales. Está comprobado que los problemas sexuales específicos tienen que ver con la educación sexual inadecuada. Los jóvenes necesitan mejor información acerca del sexo en general y de los trastornos sexuales en particular; son las conclusiones de la President Comission on Obcenity and Pornography E.E.U.U. La idea de proteger a los jóvenes del conocimiento de su sexualidad es una falacia y un mito, dice la Education Counsil of the U.S. Siccus. Todas las autoridades del comportamiento humano coinciden en que el ajuste sexual es un requisito importante para la maduración del individuo y su adaptación al medio, y para ello la información sexual es imprescindible.

La sexualidad es una pulsión,una tensión tan intensa que creemos que ocultando información,resolvemos el problema, nada más alejado de la verdad. Todos tratamos de obtener información de cualquier forma y tipo en referencia a la sexualidad y muchas veces, o la mayoría de las veces esta información es errónea.

Y ello se refiere no solo a los jóvenes y a los adultos en general. El conocimiento de la sexualidad en la pareja y en el matrimonio, traerá aparejado un mayor entendimiento, evitará malos entendidos, facilitará la comunicación y ésta ayudará cuando existan problemas sexuales. La información científica, veraz y adecuada puede traer consigo un renacimiento de la sexualidad en la pareja, que sin duda alguna robustecerá el matrimonio. El matrimonio funciona como una complicada máquina de relojería, donde debe existir una armoniosa coordinación, interdependencia, interregulación y retroalimentación, entre distintos factores. La falla de uno de estos factores puede traer problemas en la sexualidad.

La pareja debe ocuparse del componente sexual sin olvidar que es imposible aislarlo del contexto total del matrimonio. Sin embargo. No se debe actualmente abogar por el matrimonio, para todo el mundo y en todas las circunstancias. Es por estas consideraciones que estamos abordando estas realidades que existen en el conocimiento de la sexualidad. En la sociedad actual, debido al avance de los conocimientos médicos en el campo de la sexología clínica, se multiplican las esperanzas de que las personas puedan conocer mejor y aprovechar su sexualidad, sin los mitos. Tabúes y falacias de épocas anteriores.

Está comprobado que la información y el renacimiento de la sexualidad robustece la relación de pareja y en el matrimonio, disminuye la tasa de divorcio; y ello es debido a que el conocimiento de la sexualidad evita la proliferación de las disfunciones sexuales, causa fundamental de disoluciones conyugales. Para ello, nada mejor que ir informándonos en el sentido de que la sexualidad es buena y hay un lugar para ella. Debemos abordar el tema con naturalidad. La actividad sexual se debe presentar como un fenómeno natural y normal de la expresión humana, como algo que no se debe ocultar,eludir ni discutir en voz baja.

Es importante recalcar que las personas deben conocer su sexualidad y administrarla en lo posible, dentro del modelo socio-cultural imperante: el matrimonio El matrimonio es un modelo socio-cultural, educativo, religioso, económico, legal, social y sexual. Es dentro de este contexto que en lo posible, las personas deben desarrollar, perfeccionar, y administrar su sexualidad, aún teniendo en cuenta los cambios que se producen en los roles masculinos, femeninos y de familias actuales. Lastimosamente, ocurre que el proceso educativo establece diferencias de conductas futuras en hombres y mujeres. Partiendo del concepto de que en una mujer en situación sexual, para el adecuado ajuste, desempeño o función sexual, interaccionan en ella dos aspectos: 1) Su cuerpo, es decir, el buen funcionamiento del mismo; 2) Lo que se ha dado en llamar Sexualidad Psicosocial o "Sistema de Valores Sexuales".

El sistema biofísico está constituido por un cuerpo razonablemente sano y los órganos sexuales funcionando adecuadamente. Por otro lado, el sistema psicosocial, es el conjunto de valores, hechos o actitudes que desde el punto de vista educativo, tienen que ver con la mujer y su sexualidad, en todo su desarrollo. Por lo general, se establece desde el punto educativo un "Doble Código" o "Doble Discurso", para varones y mujeres. Para las mujeres, su sistema de valores sexuales es negativo con respecto a la sexualidad. Al varón se le permite ser sexual, y se refuerza su sexualidad, se refuerza todo lo que concierne a la libre expresión y manifestación de su sexualidad.

En cambio, a la mujer se le ha prohibido tradicionalmente, desarrollar su papel sexuado. En lugar de enseñarle o permitir valorar su sexualidad, a fin de que pueda utilizarla adecuadamente, dentro del modelo socio-cultural, es decir, el matrimonio, se la reprime y neutraliza, apartándola del contexto natural de estimulación ambiental, por considerar que este impulso o todo lo sexual es malo, es sucio, prohibido, pecaminoso. Los varones, por el contrario,están "autorizados" por la cultura, a aceptar, estimular y desenvolver su sexualidad, tanto física como emocional o intelectualmente.

Se ha observado, que tanto hombres como mujeres, conceden una gran estima a su identificación personal, al afecto y al respeto como elementos necesarios para una vida sexual adecuada. Pero sólo los varones gozan del permiso de la sociedad para funcionar y gozar sexualmente. La negativa del modelo socio-cultural en relación con la sexualidad femenina, "el doble código", hace que las mujeres formen un sistema represivo y alejado de la realidad; que puede hacer que en el futuro y dentro de su matrimonio, la mujer no pueda funcionar sexualmente. La función inhibidora que nuestra cultura obra sobre la sexualidad femenina, es contundente. Pero a pesar de ello, el impulso sexual de la mujer es tan poderoso que la misma responde sexualmente y a veces en mayor proporción que el hombre.

La multi-orgasmicidad de la mujer es innegable muchas veces pensamos que cultural e históricamente el hombre ha identificado esa superioridad, y buscando un equilibrio físico-social entre los sexos, establece inmensas barreras para la libre expresión sexual de la mujer. La educa como afirmábamos anteriormente, en la sexualidad inadecuada, que es mala; en lugar de informarle que la sexualidad es buena, que es bella y que la mujer debe aprender a administrarla en condiciones dignas.

Prof. Dr. Oscar Sapena Pastor
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