INFIDELIDAD AFECTIVA O EMOCIONAL

Art. 56- Fecha: 31-07-2008

 

Antes que nada debemos aclarar que la Intimidad de las parejas tiene dos aspectos; la intimidad emocional o afectiva y la sexual. Es decir que los aspectos totales de las parejas, va más allá de la simple genitalidad o relación sexual; y que ambos “son indispensables para un buen relacionamiento de pareja o matrimonio; ya que a veces cuando la “intimidad sexual”, falla o está “postergada”, la intimidad emocional muchas veces es el pilar para que la pareja sobreviva.

En general la intimidad, es una situación, tendencia, o una unión afectiva o corporal y/o sexual de dos personas; estructurada en atenciones, e interacciones sensoriales, genitales, sexuales y emocionales reciprocas; y donde todos los canales de comunicación de la pareja, tiende a un entendimiento mutuo, reciproco.

Digamos que existen, estos dos tipos de intimidad: la emocional o afectiva y la sexual. Ambos son indispensables para el mantenimiento de la unión o matrimonio. Es por ello que los investigadores de la conducta humana; los sexólogos clínicos; y los terapeutas de pareja atribuye a cada uno la mayor importancia.

La intimidad emocional o afectiva es la que compromete los sentimientos, el amor, las emociones; el convivir diario; con sus discrepancias; coincidencias, opiniones y verdades. Es un permanente compartir los diferentes aspectos, sicológicos, conductuales y comportamientos de ambos. Es un dar y recibir continuo, de todos los aspectos emocionales de uno mismo y de la otra persona. Ello supone un compromiso de intercambio activo, de todas las secuencias de la vida; ser concientes de los defectos y virtudes sicológicas, físicas y amatorias. La intimidad emocional es tan importante, como el sexo adecuado o satisfactorio, y en muchas ocasiones es el pilar de sostén para que la pareja sobreviva cuando el sexo falla; y muchas veces el muro de contención para evitar la separación de la pareja; y es a veces la fuente donde se nutre y se apegan las personas para superar momentos difíciles; así como también son aspectos “muchas veces olvidados”, no le damos importancia y es fuente de requerimientos en la pareja, más aún en la mujer.

Por el otro lado está la intimidad sexual, que pensamos es “solo el coito”; pero va, más allá, no es solamente erección, orgasmo, eyaculación; implica una continua apertura, donde debe existir aceptación de los cuerpos; dar y recibir placer; sin que el objetivo único y obsesionante, sea solo la penetración o genitalidad del acto sexual; es compartir apetencias, necesidades; aceptar y poder expresar, todas las variaciones, o distintas posibilidades de satisfacción de los aspectos sexuales; en todas sus amplitudes y limitaciones.

En los seres humanos, la sexualidad, tiene matices diferentes; y la intimidad sexual debe ser capaz de aceptarlas; sin vulnerar a la otra persona en sus gustos, en su manera de ser.

El poder y deber tener orgasmos recíprocos y a veces múltiples; y disfrutar del post orgasmo, muy importante para la mujer. Incluso con el tiempo para no caer en la rutina y el hastío, enriquecerla, revitalizarla con alternativas, que impliquen nuevas facetas de placer sensorial y sexual.

Hemos abordado las distintas características que hacen a los aspectos de la “intimidad”, la emocional o afectiva; y la sexual; digamos que estos conllevan, van de la mano; acompañan a una pareja donde se satisfacen plenamente, todos los aspectos de la misma. Es la pareja “ideal” o perfecta.

Pero en nuestra practica profesional en la sexología clínica, apreciamos conductas, o situaciones, donde comienzan a fallar los aspectos de la intimidad emocional, trayendo requerimientos, apetencias que no están satisfechas; y llevando a frustraciones, desavenencias, y manifestaciones de desacuerdo en esta área; que yo denomino “la Disfunción matrimonial”: donde uno o ambos miembros de la pareja manifiestan su desacuerdo o desavenencias en el área emocional.

Si fallan los aspectos de la sexualidad, la erección; o la falta de control eyaculatorio; u orgásmicas tanto en el hombre como en la mujer; estamos frente a una “La Disfunción sexual”.

Ambos tipos de disfunciones; debemos afirmarlo, pueden tratarse y resolverse adecuadamente en las terapias, dentro de la sexología clínica; pero en muchas circunstancias, cualquier miembro de la pareja, trata de resolverlo por su cuenta, ingresando al campo de la “Infidelidad”.

Es aquí, donde arrancamos con los aspectos o características de lo que denominamos ”Infidelidad afectiva o emocional”; es “La nueva infidelidad”. Esta se alimenta con sentimientos, la atracción es emocional; pero generalmente no existen relaciones sexuales; si llegará a haberlas es simplemente “Infidelidad”; donde están presentes el amor y las relaciones sexuales.

En la “Infidelidad Emocional” prevalecen las conversaciones, las afinidades, los sentimientos, las atenciones e interacciones sensoriales; los aspectos del convivir diario, con sus discrepancias, coincidencias, opiniones y verdades como lo hemos afirmado. Existe una permanente comunicación de todos los aspectos: sicológicos y conductuales; es un dar y recibir continuo de todos los aspectos emocionales y de los aspectos y secuencias de la vida. Pero sin llegar a la relación sexual; y pareciera que ello mitiga la culpa; porque en todas las clases de infidelidad “la culpa” esta presente en mayor o menor grado.

El ámbito laboral, las comunicaciones por Internet, y los mensajes celulares, constituyen los más frecuentes lugares de este tipo de comunicación o “infidelidad emocional”. Es muy frecuente hoy en día y constituye una amenaza para la estabilidad de las parejas.

Si bien la culpa y las relaciones sexuales están controladas, genera ansiedad, en las personas, por el solo hecho de que la dualidad conductual, aunque sea solo emocional, violenta las costumbres y teniendo presente que cualquier persona puede tener afinidad por más de una pareja; y es muy común que trate de mantener en secreto sus sentimientos, y muchas veces en las comparaciones puede salir perdedor/a, la pareja habitual; ello puede terminar por desarrollar vínculos, tan poderosos por la persona a la cual está ligada emocionalmente; pudiendo esta atracción mutua; como lo hemos visto en muchos casos clínicos, generar la aparición de una nueva pareja; y he aquí que la infidelidad emocional puede constituirse en un factor generador, de separaciones y divorcios.

Los peligros de la infidelidad emocional, son más profundos para las mujeres; mientras que la relación sexual o erótica, sí es adecuada, lo es para los hombres.

De todas las formas de interacción; en la infidelidad emocional; incluso hoy en día se habla: de “adulterio” que hemos citado laboral, Internet, mensajes por celulares; es el contacto virtual por Internet, el más tranquilizador; y el que menos culpa genera; permite una interacción emocional; pero sin llegar a la relación sexual; hay interacción psíquica, ocultamiento; incluso infidelidad emocional, pero el temor al compromiso sexual, lo hace aún “aparentemente tranquilizador”; a pesar de ello; el “adulterio electrónico”, ya es tema de debate en la justicia; y hasta donde puede dañar las relaciones matrimoniales, ya que el tiempo pasado en el ciber sexo está a un paso de establecer un crisis real en la vida matrimonial.

La independencia, y el masivo ingreso de la mujer al mundo laboral, es un caldo de cultivo, para los romances de oficina o “infidelidad emocional”; es por ello que en países del primer mundo, obligan a los trabajadores, a su evitación e incluso penalizan este tipo de relacionamiento.

Pero en general aceptamos la afirmación, de quienes están dentro de la problemática, este tipo de actividades en ciertos y determinados casos permite establecer una elevación de la autoestima, excitación, sin mucha culpa, remordimiento, ni relación sexual.

 

Prof. Dr. Oscar Sapena Pastor
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