Actualmente y en base a la experiencia clínica
yo he ampliado el concepto hablando de falta de “control
eyaculatorio”. Es decir el hombre debe controlar su
eyaculación pudiendo hacerlo a voluntad a fin de satisfacer
las necesidades de su eventual pareja.
Es uno de los problemas más devastadores
que se presentan en el contexto de la relación sexual.
Para la Organización Mundial de la
Salud, la Asociación Mundial de Sexología (WAS),
la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología
y Educación Sexual (FLASSES) la característica
fundamental de la eyaculación precoz es que el hombre
“carece de un control voluntario y adecuado sobre su
reflejo eyaculatorio”, el resultado es que llega al
clímax involuntariamente y antes de que su pareja sexual
pueda obtener su orgasmo.
Es una fuente de aflicción para el
hombre y la mujer, destruyendo la pareja, incluso el hombre
se siente inseguro, culpabilizándose, con su autoestima
baja, con sensaciones de fracaso e ineptitud. La falta de
control eyaculatorio, lleva a complicaciones; una de ellas
es la disfunción eréctil, que surge como consecuencia
de la lesión que el hombre siente en su masculinidad
resentida y disminuida, pero la grave complicación
del eyaculador precoz, lo constituye la falta de orgasmo de
su pareja sexual. Ocurre que durante el proceso exitatorio,
los genitales de la mujer se llenan de sangre, se congestionan,
laten; al producirse el orgasmo esta sensación de tensión
de congestión y de latido pelviano desaparece. Pero
si la mujer no tiene su orgasmo esta sensación crea
molestia pélvica continua por horas, días y
hasta indefinidamente si el acto sexual fallido se repite
produciéndole molestias, irritabilidad, tensión,
y cargazón de sus genitales, la mujer está tensa,
nerviosa, insomne, con llanto fácil e irritabilidad.
El malestar de la mujer, es “fundamentalmente comprensible”
ya que la sensación de molestia pélvica es evidente
y se repite en el tiempo, por años. Muchas mujeres
se quejan ostensiblemente, otras no; lo hacen buscando soluciones,
en el camino de la infidelidad, que es otra complicación
de la falta de control eyaculatorio.
Generalmente el camino recorrido por el
eyaculador precoz en el acto sexual, es rápido, con
una penetración que busca, su propio placer eyaculatorio,
quedando la mujer con una gran sensación de fracaso
y frustración.
Con el tiempo, el eyaculador precoz, puede
presentar complicaciones, no solo con su pareja, sino además
padecer de disfunción eréctil.
Pero el aspecto más llamativo en
la falta de control eyaculatorio, constituyen las opiniones
negativas que sobre las actividades sexuales, manifiestan
sus parejas.
Aquí presentamos “testimonios
de vida” expresadas por mujeres – pareja de hombres
con falta de control eyaculatorio.
Hay mujeres que expresan que el amor es importante, pero en
el mundo postmoderno, con tantos adelantos tecnológicos,
y en el campo de la sexología clínica, expresan
que “amor sin satisfacción sexual no es amor”.
Testimonio del familiar de un eyaculador
precoz ya separado, manifiesta que es incomprensible como
la mujer puede tener relaciones sexuales con una persona desagradable,
con olor; “pero esta relación le es satisfactoria”;
Ello ya en el campo de otra pareja de la mujer.
Una mujer expresa “me fastidia” su torpeza, su
rapidez eyaculatoria, su rudeza, se arroja sobre mí,
eyacula, se da vuelta y duerme. Para él mañana
es otro día y para ella, la noche es una larga vigilia.
Otra mujer expresa, no me hace el amor;
“Me coje sin más tramites”.
Otras expresan su fastidio y que lo único
que desean es que lo haga rápido. Tratan de inhibir
su sexualidad para evitar el sufrimiento posterior. Pero no
pueden evitar el proceso exitatorio.
Algunas afirman que el hombre debe conocer
su sexualidad, reconocer el problema y asumir “tratándose”.
Un camino que eligen las parejas de eyaculadores
precoces: es la infidelidad. He escuchado sorprendentes testimonios
de mujeres que indignadas afirman: al principio “yo
pedí”, “sugerí”, pero ante
su negativa tengo otra persona que me satisface plenamente,
no pienso volver a tener relaciones sexuales con él,
que busque su satisfacción en otra parte.
Las reclamaciones reciprocas suelen ser
una constante; las quejas, separaciones; y como lo estamos
afirmando, la infidelidad de la mujer, o de ambos, ya que
el varón trata de recuperar la autoestima sexual perdida.
Una constante que nos llama la atención
es la vuelta al consultorio, después de años
de una primera consulta, esperando vanamente que el problema
se va a resolver por si solo; al contrario, se complica y
el tratamiento actual también por sus complicaciones.
“Mi esposo no quiere entender y asumir,
que la causa de nuestras desavenencias sexuales es su propia
“ineficacia de control eyaculatorio”: afirma una
mujer; pero dentro de su desconocimiento el me trata de convencer,
que el problema es mío. “Yo soy normal, tengo
erecciones y eyaculo”, opina desafortunadamente y por
supuesto equivocadamente, el hombre.
En más de una ocasión hemos
escuchado a la mujer expresarse en la práctica clínica
enfatizando que de no resolver el problema: “ella buscará
satisfacción aunque sea pagando”.
Estas mujeres son, correctas, son leales,
pero están adelantando la idea de pretender resolver
su insatisfacción orgásmica, a través
de la infidelidad. Muchas mujeres que no deseen llegar al
extremo de la infidelidad, acuden al autoerotismo, masturbándose.
Pero para la mujer en su sexualidad, la auto masturbación
no es completamente satisfactoria, incluso muchos eyaculadores
precoses, como no pueden satisfacer a sus parejas con la penetración
peneana, acuden al estimulo clitoridiano, manual o bucalmente;
pero ello no satisface plenamente a la mujer, pues en su sexualidad,
ella quiere ser poseída, amada plenamente y allí
obtener su orgasmo por la penetración peneana.
Un caso paradigmático y bastante
llamativo es el de una pareja, que ante los requerimientos
orgásmicos de la esposa; el hombre afirmaba que no
existe el orgasmo femenino y se ponía violento ante
la queja de su esposa; pero más adelante su pareja
se enamora profundamente del mejor amigo del esposo. Ante
la evidencia, el esposo recurre a la terapia para revertir
su falta de control eyaculatorio; es que la dimensión
de la problemática de la eyaculación precoz,
es algo que el hombre no mide, no asume o no le da importancia;
y muchas veces acude cuando las consecuencias son irreversibles.
Un aspecto importantísimo, y que
conspira con la efectividad del tratamiento, es que la mujer
está tan distante de su esposo, lo rechaza, le tiene
rabia e inhibe sus propias reacciones sexuales y sentimentales,
odia a su marido, odia su indiferencia frente a sus necesidades
orgásmicas; y es en ocasiones fuente de fracaso terapéutico
por la negativa de la mujer de cooperar con la terapia. Aquí
es necesario señalar que la colaboración de
la pareja, en muchos aspectos de la terapia es no solo necesaria,
sino “imprescindible”; así como el fracaso
terapéutico esta en relación directa al distanciamiento
y falta de cooperación de la pareja.
Existe un aspecto por demás llamativo,
que nos impacta; en el curso de una primera consulta es “la
impasibidad”, la falta de receptividad, comprensión,
frialdad; me faltan palabras para expresar lo que ocurre,
es como si la mujer estuviera expresando sus quejas ante un
muro de cemento y acero.
Estos son algunos de los cientos o quizás
miles de testimonios de vida, que llenan e impactan nuestra
experiencia terapéutica.
Prof. Dr. Oscar Sapena Pastor
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